El suculento negocio de los agrocombustibles fue señalado como otra de las causas principales del alza de precios en la comida en el año 2008. Jean Ziegler, el ex relator especial de la ONU para el derecho a la alimentación, llegó a afirmar que "Es un crimen de lesa humanidad quemar alimentos para generar agrocombustibles."i
La cuestión principal es que millones de hectáreas en el mundo -especialmente en los países del sur- ya no satisfacen las necesidades alimentarias de sus pueblos, sino que se han transformado en factorías para cultivar productos destinados a los países económicamente ricos. Los agrocombustibles porque han supuesto la más reciente vuelta de tuerca, pero no hay que olvidar que existen otros productos como la soja que acaba de forraje para el ganado, el algodón, el café, el azúcar, flores y decenas más de productos agrícolas que se producen en países pobres, bien porque sólo pueden brotar en ciertos climas o bien porque es más rentable producirlos en dichos lugares.
El tinglado hoy en día se mantiene. Con la crisis de los precios millones de personas soportaron hambre, mientras unas pocas transnacionales de granos, productos agroquímicos, semillas, agroexportadoras, así como grandes cadenas de supermercados y especuladores, lograron en 2007 y siguen generando ahora, extraordinarios beneficios gracias a que conforman oligopolios y controlan toda la cadena productiva.ii
Para visualizar de una forma más gráfica cómo estas grandes compañías siguen logrando bienes mientras la gente sufre inanición, expondré un sencillo ejemplo de una de las compañías más controvertidas que existen: Monsanto.
Para ello nos remontaremos al año 2008, en el que se produjo también una importante subida en los precios de los insumos químicos destinados a la agricultura. Como es lógico deducir, este hecho originó que muchos agricultores prescindieran de ellos, lo que en algunos lugares acarreó un descenso en su producción. Lógicamente, una menor oferta sumada a un incremento en los costes de producción, redundó en el aumento del precio de los cultivos. En esos días, se atribuyó esta subida de los agroquímicos al incremento del valor del petróleo, la movilidad del dólar, la crisis en USA, etc.
Sin embargo la realidad pudo ser otra. En febrero de 2008, Monsanto ya pronosticaba para dicho año la ampliación en el beneficio bruto por la venta de Roundup (su herbicida estrella) que oscilaría los 1300 y 1400 millones de dólares, "...respaldado por el aumento de los volúmenes y los precios a nivel mundial.".
De 2007 a 2008, el galóniii de Roundup pasó de 13 dólares a 20 y se duplicó el beneficio bruto total por la venta de este producto.ivRoundup, con lo cual, mientras muchos pasaban hambre otros llenaban sus cuentas bancarias. No fueron los únicos. Paralelamente, a mediados de 2008 el precio del petróleo descendía, pero en el mismo informe, la previsión que hacía la transnacional para 2009 era seguir aumentando el precio del galón del herbicida. Tal era ese ascenso, que la perspectiva era obtener más dividendos que en 2008 aún vendiendo menos volumen de
Según un informe de GRAIN fechado en abril de 2009, "...las ganancias de Nestlé de 2008 subieron un impresionante 59 por ciento, y el incremento de Unilever se acercó al 38 por ciento (...). Los beneficios del cuarto trimestre de 2008 para el gigante minorista más grande del mundo, Wal-Mart, disminuyeron ligeramente, lo cual no sorprende dada la profunda recesión que afecta a los EE.UU. Aún así rastrilló 3 800 millones de dólares durante ese período."
Estos beneficios se explican en parte por el control casi monopólico que ejercen. Según el grupo ETC en su informe "¿De quién es la naturaleza?" (Publicado en noviembre de 2008), el 67% del comercio mundial de semillas era manejado en 2007 por 10 grandes multinacionales (DuPont, Syngenta, Limagrain Bayer, etc.). Sólo Monsanto detentaba casi el 25%.
De acuerdo con la misma fuente, 10 empresas controlan el 89% del comercio de agroquímicos (Bayer, Syngenta, Dow, Monsanto, etc.). De ellas, las seis más poderosas también participan del negocio de las semillas. Además el 26% del mercado mundial de comestibles empaquetados también es colmado por 10 transnacionales (Nestle, Pepsico, Kraft, Coca-cola, Unilever, Danone, etc.).vi
Hace 30 años que Frances Moore Lappé y Joseph Collins escribieron el magistral libro "Comer es primero. Más allá del mito de la escasez.vii Con suma destreza y desatando una impresionante tormenta de datos y bibliografía, los autores van desmontando las premisas oficiales que durante esos años intentaban explicar la creciente hambruna en muchos países del mundo.
Haciendo gala al propio título, el libro combate con tesón la idea de que la escasez de alimentos es el motivo del hambre y el subdesarrollo. De esa forma, Moore Lappé y Collins van argumentando poco a poco, que la causa del desasosiego en muchos estados del sur es el control por parte de unos pocos de los recursos agrícolas, entendidos éstos como la tierra, los insumos, las semillas, el comercio, la distribución y en general cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria.
La conclusión más amarga tras leer esta investigación, es que hoy nada ha cambiado y se profundiza en los mismos esquemas que antaño, como bien se puede visualizar con los balances económicos que se desgranaban más arriba y que acaecieron justo en un periodo de crisis alimentaria de proporciones mundiales que dejó a millones de personas hambrientas.
i UITA, 19 de marzo de 2008, en http://www.rel-uita.org/agricultura/con_jean_ziegler.htm
ii GRAIN, op cit.
iii 1 galón = 3,785 litros.
iv http://monsanto.mediaroom.com/index.php?s=43&item=572 y http://www.monsanto.com/pdf/investors/2009/04_02_09.pdf
v GRAIN: "Las corporaciones siguen especulando con el hambre", abril de 2009.
vi ETC: "¿De quién es la naturaleza?", noviembre de 2008.
vii MOORE LAPPÉ, F. y COLLINS, J.: Comer es primero. Más allá del mito de la escasez, Siglo XXI Editores, México, 1982.
*Publicado en Telesurtv.net
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